Turismo
Una breve mirada a los talleres de los mejores fabricantes de sombreros Panamá
Cremosos como la seda, por su peso más costosos que el oro, del color de fino marfil, un sombrero Montecristi superfino Panamá es tanto una obra de arte como una creación de estilo. Las piezas más finas tienen más de cuatro mil tramas por cada pulgada, un tejido tan fino que es necesario usar una lupa de joyero para contar las filas. Todas y cada una de estas tramas se hace a mano; los artesanos no utilizan telares, solo sus hábiles dedos, una excelente visión y una concentración al estilo Zen.
Cremosos como la seda, por su peso más costosos que el oro, del color de fino marfil, un sombrero Montecristi superfino Panamá es tanto una obra de arte como una creación de estilo. Las piezas más finas tienen más de cuatro mil tramas por cada pulgada, un tejido tan fino que es necesario usar una lupa de joyero para contar las filas. Todas y cada una de estas tramas se hace a mano; los artesanos no utilizan telares, solo sus hábiles dedos, una excelente visión y una concentración al estilo Zen.
“No puedes dejar que tu mente divague ni por un segundo”, dice Simón Espinal, un hombre modesto y de hablar suave que es considerado por sus compañeros como el más grande y superior tejedor de los sombreros Panamá y posiblemente el mejor que ha existido. “Cuando estás tejiendo, solo cuentas tu y la paja toquilla”.
Los sombreros tejidos por el señor Espinal tienen un promedio de 3.000 puntadas por pulgada, una finura que muy pocos tejedores han podido siquiera igualar. Su mejor y más grande obra tiene algo más de 4.200 puntadas por pulgada y le tomó cinco meses confeccionarla.
Leer más aquí.
Únete al canal de WhatsApp