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El cultivo de coca atrae a más campesinos del lado ecuatoriano
La vieja lancha de madera y fibra de vidrio navega por el San Miguel, un río que marca la frontera entre Ecuador y Colombia, en la Amazonía. Desde allí se observan las hectáreas de plantaciones de hoja de coca que nacen desde las faldas de pequeñas montañas colombianas y llegan hasta las orillas.
Familias enteras de la frontera norte viven de la siembra de hojas de coca. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La vieja lancha de madera y fibra de vidrio navega por el San Miguel, un río que marca la frontera entre Ecuador y Colombia, en la Amazonía. Desde allí se observan las hectáreas de plantaciones de hoja de coca que nacen desde las faldas de pequeñas montañas colombianas y llegan hasta las orillas.
Eran las 10:00 del jueves y ya había pasado una hora y media desde que la embarcación zarpó desde puerto General Farfán, en Sucumbíos, hasta llegar a Puerto Mestanza, el segundo poblado ecuatoriano de la frontera, a donde se llega en lancha.
Al frente, del lado colombiano, se levantan pequeños caseríos con viviendas de madera en las que aparecen leyendas a favor de las FARC. Las frases, pintadas con espray en las paredes, dan mensajes como este: “FARC EP, Ejército del Pueblo”, “La lucha continúa”. Dos kilómetros más abajo se levantó un letrero de cuatro metros que luce descolorido, con las fotos de los comandantes de la guerrilla y la leyenda: “Antes vencimos y siempre venceremos”.
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