Energía
Las fachadas de las viviendas dan cuenta del desgaste por la falta de mantenimiento. Foto: El Comercio
Sobre 20 hectáreas de terreno se construyó en el 2011 un campamento habitacional, con 140 villas, para alojar a los trabajadores que darían forma a la Refinería del Pacífico (RDP), en El Aromo, Manabí. Al cabo de ocho años, se encuentran abandonadas y deterioradas. Nadie las usa desde el 2017.
En sus inicios el campamento albergó a obreros y técnicos de la constructora brasileña Odebrecht y de la fiscalizadora Worley Parsons. Más tarde sirvió como centro de operaciones de diferentes instituciones públicas, tras el terremoto del 16 de abril de 2016, que afectó a Manabí y Esmeraldas.
En la actualidad, tres personas se encuentran encargadas de darle mantenimiento, pero no disponen de recursos ni materiales suficientes para realizar un trabajo adecuado.
Este Diario ingresó al complejo habitacional y constató el desgaste de los inmuebles.
Las villas pueden albergar a 840 personas. Son de una sola planta, tienen paredes blancas y los techos son verdes. Pero las fachadas lucen descoloridas, llenas de polvo.
Cada una, en el exterior, está dotada de antenas de televisión por cable y extintores, que ahora están oxidados. Por dentro se encuentran equipadas con un refrigerador, televisión, una mesa de comedor para seis personas, muebles de sala y camas de una plaza.
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