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Opinión
No hay ningún proyecto de país ilusionante, no hay ningún proyecto de país aglutinante en torno al cual nos podamos sentir identificados la mayor parte de los ecuatorianos y se pueda votar con ilusión./ Foto: El Oriente
Ante las elecciones de Ecuador del próximo 20 de agosto se produce un fenómeno bastante llamativo y es que no hay prácticamente nadie que vaya a votar con ilusión por el candidato electoral.
De hecho, es tan llamativo que la candidata que tiene a día de hoy mayor intención de voto, Luisa González, en torno al 30%, era una perfecta desconocida para el conjunto de los ecuatorianos apenas una semana antes de ser nombrada candidata.
No creo que haya nadie, ni siquiera a su familia o poco más, que la vaya a votar a ella con la ilusión de que ella sea presidenta.
Los que la van a votar lo hacen con la ilusión de que vuelva Correa, que no es lo que se va a votar.
Y los candidatos opositores aglutinan la mayor parte de votos con el argumento de que no vuelva a Correa.
Por tanto, no hay ningún proyecto de país ilusionante, no hay ningún proyecto de país aglutinante en torno al cual nos podamos sentir identificados la mayor parte de los ecuatorianos y se pueda votar con ilusión.
¿Y qué es lo más probable que ocurra a partir de ahora? Que dentro de unos meses, como no se ha generado ninguna ilusión, los ecuatorianos vuelvan a estar cabreados con el nuevo presidente o presidenta y volvamos a estar en un proceso de eterna decepción política, que es donde están ya la inmensa mayoría.
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