Opinión
En defensa de la dignidad de los animales humanos
¿Deben los animales tener derechos similares a los seres humanos?
Se ha presentado ante la Asamblea de Ecuador una ley en defensa de los derechos de los animales no humanos, un nombre que ya de por sí resulta absurdo. Más allá de las consecuencias que tendría si se aplicasen todas las disposiciones de esta norma, como por ejemplo no poder echar los cangrejos vivos a la olla para que queden más sabrosos, también estarían prohibidas exhibiciones como la de los pollos en las calles del Ecuador o los cerdos en los hornados para que la gente los pueda comprar libremente.
Consumir carne de pollo o huevos de gallina sería muchísimo más caro, porque si se aplicase la ley y se criasen en las condiciones que establece, el costo se dispararía, eliminando así la principal fuente de proteína que alimenta al país.
Más allá de las consecuencias prácticas, el problema radica en los fundamentos de la ley. Creer que los animales tienen derechos como los seres humanos, que son equiparables a nosotros, es una tontería. Afirmar que todos los animales son iguales, que todos son sintientes o tienen conciencia, es incorrecto; no todos los animales son sintientes ni tienen conciencia, y además, esto no les convierte en sujetos de derecho.
Debemos defender la dignidad del ser humano por encima de los animales. Claro que hay que tratar bien a los animales y no maltratarlos, pero eso no significa que tengan derechos o que sean iguales a las personas.