La Asamblea suspende debate sobre el acuerdo firmado con China

Preocupa a varios sectores políticos por los efectos económicos, ambientales y sociales que puede acarrear dicho pacto

Preocupa a varios sectores políticos por los efectos económicos, ambientales y sociales que puede acarrear dicho pacto / Foto: cortesía Asamblea Nacional

La Asamblea Nacional de Ecuador suspendió este jueves el debate para ratificar el acuerdo comercial con China firmado en mayo pasado, que preocupa a varios sectores políticos por los efectos económicos, ambientales y sociales que puede acarrear dicho pacto.

El presidente de la Asamblea, el socialcristiano Henry Kronfle, dispuso que la sesión 887 del pleno legislativo para discutir el tratado de libre comercio (TLC) con China "queda suspendida y su reinstalación será convocada oportunamente".

La suspensión de la sesión se definió tras un intenso careo entre legisladores que apoyaban la aprobación de la negociación comercial y los que advertían de los posibles efectos negativos de un pacto de esa naturaleza con el gigante asiático.

El legislador indígena César Umajinga indicó que varios grupos parlamentarios han pedido que se suspenda el debate y que hay que "seguir trabajando en esta propuesta".

Recordó que el ecuatoriano y el chino "son mercados distintos", pues el primero supone un volumen de 17 millones de consumidores, frente a los 1.400 millones del chino.

Además, dijo que en el debate se ha planteado tratar asuntos sobre productos importantes para el país, como patatas y lácteos, y dijo que se debía también abordar el tema de las "exclusiones" de bienes sensibles.

"Hay que perfeccionar el proyecto", agregó Umajinga, mientras que su colega Mónica Palacios aseguró que Ecuador no pude competir con China, cuya producción es altamente subsidiada.

"Tenemos que luchar por las necesidades de todos los ecuatorianos que con este tratado van a perder sus empleos", advirtió la legisladora Palacios.

Su colega Pamela Aguirre opinó que el proyecto no ofrece garantías plenas de protección ambiental, por lo que se "se va a firmar a ciegas", mientras que Esther Cuesta mencionó sobre las condiciones asimétricas del tratado.

Cuesta también observó una aparente "incompatibilidad" entre ambos países sobre los derechos de la naturaleza, aunque el legislador Fausto Fernández aseguró que el pacto con China es favorable para el país y cuenta con bases sólidas en la normativa.

Fernández destacó que el tratado establece una "Comisión de Libre Comercio, que se encargará de la administración y supervisión de este acuerdo".

María Fernanda Jiménez mencionó, por ejemplo, que actualmente Ecuador exporta a China menos del 4 % de su oferta, y remarcó que con el tratado ese índice podría crecer al 8,4 %.

"Necesitamos la reactivación económica y la generación de empleo", aseguró Jiménez, mientras que Lucía Jaramillo afirmó que, contrariamente a lo que temen varios de sus colegas, el TLC con China no afecta a la soberanía alimentaria del país debido a que el gigante asiático es básicamente un importador de alimentos, lo que otorgaría oportunidades para el sector agrícola nacional.

El Gobierno de Ecuador firmó el pasado 10 de mayo el TLC con China, cuando aún estaba en funciones como presidente el conservador Guillermo Lasso, quien abandonó el poder el 23 de noviembre.

De esa forma Ecuador se convirtió en el cuarto país de Latinoamérica en suscribir un acuerdo comercial con China después de Chile, Perú y Costa Rica, pero la anterior Asamblea no alcanzó a debatir el acuerdo, por lo que la actual cámara tiene en su mano ratificarlo o no.

Lasso, cuyo mandato empezó en mayo de 2021, concluyó su periodo de forma adelantada, pues invocó el mecanismo legal de "muerte cruzada", con el que logró disolver a la anterior Asamblea legislativa y, a la par, recortó su mandato.

El pasado 23 de noviembre Lasso dejó la Presidencia y en su lugar tomó posesión el joven empresario Daniel Noboa, quien heredó la crisis de seguridad y los problemas económicos dejados por Lasso.

El acuerdo comercial con China abría, para Lasso, una oportunidad para catapultar al país hacia el bienestar, gracias al intercambio que suponía el convenio con la primera economía del mundo.

No obstante, varios sectores políticos, sociales y productivos habían expresado desde entonces sus preocupaciones por los efectos del convenio que abría la posibilidad de que las exportaciones chinas perjudicaran a la producción nacional.