Opinión
La consulta popular es un hartazgo general
Aunque los resultados podrían traer mejoras marginales, persiste la incertidumbre y el desencanto.
Esta semana, en Ecuador, se lleva a cabo una nueva consulta popular, pero lamentablemente, el interés ciudadano al respecto es escaso. La falta de debates significativos y la ausencia de gran expectativa son evidentes, reflejando un profundo desencanto político entre la población. A pesar de la teoría que sugiere que las consultas populares son instancias reflexivas donde el poder constituyente se manifiesta para abordar asuntos comunes, la realidad dista mucho de esto.
A menos de una semana del evento, casi la mitad de los ecuatorianos desconoce las preguntas que se formularán en la consulta, y un tercio no ha decidido aún su voto. Esta falta de conocimiento y reflexión previa hace imposible anticipar el resultado. No se trata de un fallo intencionado de las consultas, sino más bien de una apatía generalizada entre los ciudadanos.
Esta falta de interés se traduce en un tipo de plebiscito sobre la gestión gubernamental, donde la mayoría simplemente responde a la pregunta implícita de si están satisfechos con la situación del país o no. Por lo tanto, es común que el 95% de los votantes opten por una respuesta uniforme a todas las preguntas. Aunque sería ideal que todas las respuestas fueran afirmativas, dado que los cambios propuestos no transformarán radicalmente la situación de Ecuador, sí podrían suponer mejoras marginales.
La incertidumbre y el descontento generalizado hacia la política persisten entre la ciudadanía, lo cual constituye la lección más relevante previa a la votación.