Economía
Una realidad no tan precaria
Dirigentes indígenas y gremiales registran propiedades y empresas, algunos con pago 0 de impuesto a la renta. Su estado dista de la situación de los pueblos que defienden.
Algo más que un tractorcito tienen todos. Empresas, numerosas propiedades y vehículos evidencian que la realidad financiera de los dirigentes indígenas y de los gremios laborales, que auparon el reciente paro nacional, no es la que se aprecia a simple vista. Su próspera situación económica contrasta con el desamparo de sus comunidades. La mayoría de los líderes políticos de la Sierra y la Amazonía viven con holgura.
Este es el caso del prefecto de Azuay, Yaku Pérez, quien antes de asumir este cargo público presidió la Confederación de Pueblos de las Nacionalidades Kichwas el Ecuador (Ecuarunari). Según el registro de la propiedad de Cuenca, es dueño de dos inmuebles en el norte y centro de la cotizada capital azuaya. Los predios están valorados en un total de $ 120.000.
Así mismo, Salvador Quishpe, exprefecto de Zamora Chinchipe, y uno de los principales líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), cuenta con propiedades en su ciudad natal, entre ellas una empresa de lácteos, y una casa en Quito en la avenida Upano, descrita por moradores del barrio como Edwin Flores, como un sector “de clase media con aspiraciones”.
Marlon Santi, coordinador nacional del movimiento Pachakutik, es accionista de tres compañías aéreas en Pastaza, dos de ellas en proceso de liquidación. La que se encuentra activa, Aero Sarayaku, cuenta con un capital inicial de $ 24.000.
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