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Fernando Santos: Es necesario desviar el Sote, OCP y el poliducto
Requeriría alrededor de $ 150 millones y demandará el concurso de la empresa privada
Quito- La última afectación de los dos oleoductos que tiene el país, el Sote y el OCP, debido al fenómeno de erosión regresiva del río Coca, dejó en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad de esta infraestructura petrolera y la necesidad de enfrentar el problema. Desde 2020, año en que desapareció la cascada de San Rafael, los ductos se han visto afectados por, al menos, 15 ocasiones y han demandado la construcción de variantes temporales, mientras sigue pendiente un nuevo trazado del lado opuesto de la ribera derecha del río Coca que, según expertos, ya tiene estudios topográficos y geológicos.
El exministro de Energía, Fernando Santos, señaló a El Oriente, que es necesario desviar, a lo largo de 60 kilómetros el Sote, el OCP y el poliducto Shushufindi-Quito. Requeriría alrededor de $ 150 millones y demandará el concurso de la empresa privada.
“Es una obra que requiere no solo recursos sino tecnología. El Estado no tiene ni la técnica ni los recursos, así que la alternativa será una concesión a una empresa privada”, manifestó Santos.
Otros expertos sostienen que la variante incluso podría llegar a superar esa cifra pues es necesario proteger también la estación de bombeo de El Salado, e incluso nueva infraestructura vial, por lo que la participación del sector privado es fundamental, a través de una licitación internacional. Si se convoca a licitación, la empresa que gane el concurso correría con la inversión y los tres ductos durante el período que se establezca en las bases.
La última afectación de los ductos fue en julio y las pérdidas por la virtual paralización de la producción petrolera serían de, al menos, $ 500 millones.
A inicios de julio se anunció la conformación de una comisión técnica para desarrollar los estudios definitivos para el diseño de la variante sobre el margen derecho del río Coca, para reubicar el SOTE, el OCP y la infraestructura vial. Hasta el momento no hay plazos y tampoco se sabe si el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ya situó los recursos necesarios.
El riesgo no ha pasado y a medida que avanza la erosión regresiva del río Coca, se incrementa la posibilidad de nuevas roturas de los oleoductos.
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