Colombia
La Madremonte, leyenda colombiana, es la guardiana de la naturaleza
Actúa como la implacable guardiana de ríos, selvas y animales
Descrita como mitad mujer, mitad bosque, vestida de musgo y hojas verdes / Foto: cortesía Red Historia
Bogotá- En las profundidades de la Amazonía de Colombia, los Llanos Orientales y algunas regiones andinas como Antioquia y Santander, perdura la leyenda de La Madremonte, o también llamada Madre Monte. Es una figura mitológica que personifica la naturaleza y actúa como la implacable guardiana de ríos, selvas y animales. Descrita como mitad mujer, mitad bosque, vestida de musgo y hojas verdes, esta deidad inspira profundo respeto y miedo entre campesinos, leñadores y cazadores.
La Madremonte protege
La leyenda de la Madremonte es vista como la protectora primordial de la selva y sus criaturas, cuyo origen se remonta a las antiguas deidades indígenas sudamericanas que representan a la ‘Madre Tierra’. Para los pobladores, es una fuerza de justicia que castiga a quienes perturban el delicado equilibrio natural. Su furia se manifiesta en la turbiedad de ríos y quebradas cuando se baña en sus cabeceras, provocando inundaciones y feroces tormentas que causan estragos.
Castigos y “perdidas” en el monte
La leyenda advierte que su castigo se dirige especialmente contra cazadores y leñadores codiciosos, infieles, malvados y aquellos que invaden terrenos ajenos. A los invasores, los confunde en la espesura, borrándoles el camino y provocándoles alucinaciones y mareos hasta que pierden el sentido de la orientación.
Cómo espantar a la Madremonte
Para librarse de su influjo o ‘acomitidas’, los campesinos aconsejan llevar amuletos protectores como pepas de cavalonnga, una vara recién cortada de cordoncillo de guayacán, o un bejuco de adorote amarrado a la cintura. También es útil ir fumando un tabaco o rezando la oración de San Isidro Labrador. El mito indica que el miedo es un factor determinante, y que enfrentarla sin temor, e incluso azotándola con ramas de tabaco, podría espantarla.
La leyenda colombiana de La Madremonte es un recordatorio de la necesidad de respeto hacia el medio ambiente. La figura mitológica subraya que la naturaleza no es un recurso inagotable, sino un ser vivo con reglas sagradas. Su existencia y la severidad de su castigo son una advertencia cultural que promueve la conservación y el trato justo de la tierra, consolidando un llamado ancestral a la convivencia sostenible entre la humanidad y el entorno
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